sábado, 22 de septiembre de 2012

Reformón laboral, perjudicial para el 79 por ciento

Dinero
Reformón laboral, perjudicial para el 79 por ciento
Albazo, ni siquiera se conoce su contenido
Un patrón singular
Enrique Galván Ochoa
El Congreso se dispone a aprobar por la vía exprés la reforma laboral propuesta por Calderón y apoyada por Peña Nieto. ¿Cuál es tu posición? Nuestros encuestados esta semana contestaron lo siguiente: a) me perjudica, 79 por ciento; b) no conozco su contenido, 16 por ciento; c) no me afectará, 3 por ciento. Y creo que me beneficiará, 2 por ciento.
Metodología
Participaron en el sondeo mil 803 miembros de El Foro México de toda la República. Algunos enviaron opiniones junto con sus votos. En el foro pueden leerse los textos originales, enseguida reproducimos algunos fragmentos.
Opiniones
Si es propuesta de manera rápida y sin análisis pues es por que algo malo tiene y nada bueno existe en ella.
José Luis Olalde Mendoza/ Querétaro
Soy patrón, así que me beneficia, pero no voy a aplicarla por que mi negocio es chico y los dos trabajadores tienen 25 años conmigo y principalmente porque ahora son mis amigos y son quienes me ayudan a elevar mis ingresos.
Roberto Espinoza Fernández/ Morelia
Primero, no conozco su contenido; segundo, toda reforma, de cualquier tipo que sea, será en contra del trabajador beneficiando a los empresarios, a los patrones, para aniquilar los beneficios y la misma clase obrera. ¿Para qué le buscamos?, es sólo atole con el dedo.
Faustino Cruz/ Atlacomulco
Nos perjudica, sí: limita derecho a huelga (deciden el sindicato y la empresa), flexibiliza al máximo las condiciones de trabajo (para no generar antigüedad y lo que conlleva), nuevas reformas de contratación con periodos de prueba de hasta ¡6 meses!, pago por hora, legalizar la subcontratación outsourcing sin legalizar a las compañías subcontratantes, simplifica los despidos,máximo un año para el pago de salarios caídos... lo caído, caído.
Irina Sánchez Arroyo/ San Luis Potosí
De las terribles consecuencias de la reforma laboral no se salvará nadie, ningún mexicano. Tarde o temprano las sufriremos en lo personal, en nuestros hijos, amigos, sin excepción.
José Nettel Díaz/ Tampico
En mi opinión, espero que se lleve a cabo una reforma laboral que ponga en orden a los sindicatos, en especial los de Pemex, CFE, Educación, etcétera; son la mayoría una bola de zánganos, ellos son ciudadanos de primera y el resto somos de tercera. Por ejemplo, los de la CFE no pagan la energía eléctrica que consumen. En el caso de los estados del norte, que tenemos temperaturas de más de 50 grados centígrados y no nos alcanza para pagar los recibos de la CFE, y durante el verano dormimos en un solo cuarto por el costo de la energía, los señores sindicalizados tienen refrigerada toda la casa sin pagar.
Foto
Nelly Castillo Febles/Ciudad Obregón
Hemos llegado a una etapa en que ni millones de encuestas y consultas que rechacen cualquier medida antipopular y represiva van a hacer mella en la terquedad, sordera, ceguera y estupidez de una clase política entregada a los brazos de un sistema empeñado en destrozar a todos los mexicanos.
Fredy Montiel Viveros/ Puebla
La única forma en que una reforma así me beneficiaría es si yo fuera la dueña de una empresa, a los trabajadores no les beneficia en nada, como siempre los privilegios para los que más tienen y los efectos secundarios para los que siempre nos toca bailar con la más fea.
Sandra Tovar Jardinez/ Distrito Federal
Creo que no me beneficia ni me perjudica, porque soy una persona jubilada. Pero a mis hijos y mis nietos sí los va a perjudicar. A la alta burocracia, ¿también les pagarán por horas y se ajustarán a la nueva ley? Queda tarea pendiente a los diputados y senadores del Frente Amplio defender las causas populares.
Juan Roberto Juárez Infante/ Distrito Federal
En este nuestro sufrido país ninguna reforma a la Constitución o a las leyes que provenga de la derecha tiene como fin beneficiar en conjunto a la sociedad.
Sergio Fernández Hernández/ Distrito Federal
El Poder Legislativo es el enemigo número uno del pueblo, ya que de ahí nacen las leyes que posteriormente nos perjudican. Considero que sólo deberían ser 64 senadores y 128 diputados. Esta sería una reforma de más peso que la laboral que van a aprobar en lo oscurito.
Aroldo López Gutiérrez/ Distrito Federal
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domingo, 16 de septiembre de 2012

Otra reforma laboral
Néstor de Buen
 
Por lo visto los compromisos del Presidente con el sector empresarial son de fuerza superior. Lo demuestra el proyecto de reforma laboral que se acaba de presentar a la Cámara de Diputados, con la pretensión de que se resuelva en el término perentorio de dos meses.
Independientemente de un anteproyecto presentado en el Senado, fundamentalmente por los senadores Gabriel Jiménez Remus y Juan de Dios Castro, preparado por Carlos y Néstor de Buen, al que el PRI evitó dar trámite porque afectaba a sus permanentes aliados –los sindicatos corporativos–, el PAN insistió en la reforma en dos ocasiones: la primera, durante el período de Carlos Abascal al frente de la Secretaría del Trabajo, y el segundo cuando ocupaba el mismo cargo Javier Lozano. Ninguno fue aprobado porque enfrentaron una seria oposición.
El nuevo proyecto cuyo autor directo se desconoce, aunque se pueda sospechar su origen coparmexiano, es un resumen de los dos anteriores, igualmente tendencioso y favorable para la clase patronal.
Mantiene la tesis de los contratos temporales: a prueba, por tiempo fijo y para capacitación, con lo que supuestamente se trata de abrir espacios para la contratación de desempleados, que resulta una paradoja porque al terminar un contrato temporal, evidentemente que la desocupación aumenta y, en todo caso, se mantiene en vigor la falta de mercado de la que tanto se quejan los empresarios. Y es que no puede haber mercado cuando faltan los salarios. Además, para facilitar los despidos, se limitan los salarios vencidos a un año, lo que no resuelve el problema del desempleo, sino que simplemente ayuda a las empresas a sufrir un poco menos con los despidos injustificados.
Se ratifica uno de los peores instrumentos de la irresponsabilidad laboral, el outsourcing, que ha sido profundamente criticado, no sólo en México, por lo que tiene de fraudulento.
No es mala la propuesta de que las directivas sindicales rindan cuenta certificada por actuarios de su estado económico, pero en cambio tiene una intención perversa conceder a las empresas el derecho de someter las huelgas a un arbitraje obligatorio, lo que ahora es un derecho exclusivo de los sindicatos. El objeto evidente es limitar el derecho de huelga, que es una de las garantías fundamentales en beneficio de los trabajadores para mejorar las condiciones laborales.
No está mal la idea de crear un registro de contratos colectivos de trabajo y reglamentos de trabajo, pero a cambio se ratifica lo previsto en el artículo 923 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), que impide dar trámite a un emplazamiento a huelga cuando ya obra depositado un contrato colectivo firmado, lo más probable, a espaldas de los trabajadores, como son los llamados contratos de protección.
Es una buena idea crear un procedimiento especial para las demandas en contra del IMSS que actualmente se tramitan ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), a pesar de que constitucionalmente no es competente, porque si se trata de reclamos por incapacidades no existe un conflicto obrero patronal, que es la condición para la competencia de la JFCA, de acuerdo con la fracción XX del Apartado A del artículo 123 constitucional. Sin embargo, son miles los juicios que se siguen ante la JFCA por cuestiones de seguridad social.
Las posibilidades de que la reforma prospere no son pocas. Es evidente que hay una alianza entre el PAN y el PRI, que cada vez son más parecidos. Creo que fácilmente tendrán la mayoría necesaria para modificar la LFT, ya que el PRI es cada vez más representativo de la derecha y su vinculación estrecha con los sindicatos corporativos desvía cualquier intento de recuperar el sentido tutelar que la LFT tuvo, en su origen, en favor de los trabajadores y que ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
Me imagino la reacción que tendrían Mario de la Cueva y Alberto Trueba Urbina si les hubiera tocado conocer este derechismo laboral que acaba, sin lugar a dudas, con el sentido tutelar en favor de los trabajadores que tuvo la LFT en su origen y que debería conservar por encima de cualquier problema económico. Lo que duele más es que el PRI, cuyo origen de izquierda no puede ser puesto en tela de juicio, se haya desviado como lo ha hecho y como probablemente lo haga de nuevo. Ojalá me equivoque.

Por la soberanía nacional con los trabajadores

Por la soberanía nacional con los trabajadores
Pablo González Casanova*
 
En la crisis que vivimos se hace cada vez más necesario asociarse para defender los derechos de los trabajadores, de los campesinos, de los pueblos indios, de los empleados y, sobre todo, de las juventudes. Es necesario unirse en torno a un proyecto de lucha por la soberanía nacional, por los recursos nacionales y por los derechos sociales, culturales, políticos y económicos que los gobiernos neoliberales les han ido conculcado y que pretenden seguirles arrebatando, con un partido de Estado disfrazado de varios partidos con distintos nombres y la misma política de recolonización de México.

Empecemos por no ocultarnos las verdades dolorosas que vivimos. México está importando maíz, gas y gasolina. Es como si Bolivia importara papas, Argentina carne y Francia perfumes.
Estamos por sufrir un nuevo despojo del petróleo, que todavía es fuente de una proporción muy alta de los ingresos fiscales y que era el más preciado patrimonio nacional.
Estamos aumentando cada vez más la inmensa deuda pública, que un día nos van a cobrar los shylocks trasnacionales en condiciones peores que las de España, Italia o Grecia.
Nos seguimos endeudando, tanto en forma rápida y furiosa como lenta y calmada, pero abiertamente impune, todo para comprar armas y mercancías que, lejos de servir a la producción y el desarrollo, inflaman la destrucción y el genocidio nacional, y se usan para pagar las importaciones de maíz y petróleo, antes símbolo y fuerza de nuestra soberanía alimentaria y energética, y garantía, con el Ejército, de la seguridad nacional.
Estamos asignando cada vez menos recursos a la educación y a la investigación científica y humanística, como si el proyecto fuera hacer de México y de su juventud y su niñez un país tan miserable como los más miserables de la Tierra, fuente de explotación de una fuerza de trabajo descalificada, base de dominación de un país de hombres y mujeres perdidos en la ignorancia y en el basurero de desechos de la industria del norte.

Estamos viviendo la crisis de un sistema político y de una clase política que entre la ceguera, el oportunismo y la corrupción priva más y más a los ciudadanos, a los trabajadores y a los pueblos de México de los recursos legales necesarios para luchar y negociar. Y que ahora nos anuncia nuevas medidas por las que pretende privatizar y desnacionalizar aún más la riqueza del petróleo y arrebatar a los trabajadores los derechos que lograron tras una revolución en la que dieron la vida más de un millón de hombres y mujeres, de jóvenes, de niñas y de niños.
Y mientras esto ocurre, la desregulación de los trabajadores se da sin cesar, la depauperación de los campesinos hace que millones padezcan sed y hambre, y es creciente el asedio a los pueblos indios, en especial a los zapatistas, que tratan de construir uno de los proyectos autosostenibles más avanzados y democráticos de la tierra.
Al mismo tiempo las corporaciones mineras y agroindustriales despojan a los habitantes de sus territorios y recursos, empleando cuanto medio es necesario, incluido el terror que por todas partes siembran junto con el megacomercio del narco y con el lavado de dinero de la gran banca de Georgia, de las Islas Caimán y de Wall Street.
Salir de los infiernos que las corporaciones construyen y en los que muchos centroamericanos y mexicanos viven resulta cada vez más difícil, pues a la gran muralla que el gobierno estadunidense levantó para impedir un peligro por sus estrategas previsto, se añaden las matanzas y desapariciones colectivas de braceros mexicanos y centroamericanos que no alcanzan a llegar con vida a la frontera.

Muchos de estos y otros males afectan al conjunto de la nación. Corresponden a algo más que un modelo de desarrollo: son resultado de la política neoliberal y globalizadora de las corporaciones y complejos que dominan el mundo, encabezados por Washington y Wall Street, hechos innegables y ampliamente comprobados, que están haciendo víctimas crecientes hasta en su propio país.
Reconocer la inaceptable realidad en que vivimos, y cobrar conciencia de lo que signfica para nosotros y para nuestros descendientes el futuro que les preparan, es tan necesario como formular un programa mínimo de defensa de los derechos de los trabajadores, de los pueblos, y de los ciudadanos que, uniéndose en torno a la lucha por recuperar y consolidar la soberanía nacional, fortalezca al estado de derecho e impida la criminalizacion de los trabajadores, de los ciudadanos y de los pueblos que defienden sus legítimos derechos y su libertad.

Una nueva lucha por la independencia, una nueva lucha por la democracia real de un pueblo en verdad soberano, tiene que articular a los trabajadores industriales, agrícolas y de servicios, a los hombres, mujeres, niños y niñas, a los asalariados y no asalariados, regulados y desregulados, precarios, excluidos, desplazados. Tiene que articularlos a todos ellos y proponerse practicar la comunicación, la información, el diálogo y la acción concertada en una organización que junte las redes de los colectivos presenciales y a distancia, y que abarque al conjunto de la nación, vinculando a sus habitantes con los de América Latina y con los del mundo para la lucha por la vida y la libertad. Esa gran organización tendrá que cultivar una vigorosa moral de lucha y de solidaridad, y una voluntad colectiva a la que caracterice la lucidez y la firmeza para defender y decidir el futuro del México y del mundo que queremos, y que podemos hacer… ¡que haremos! ¡y que sin duda ustedes harán!
* Mensaje leído en la sexta Conferencia Sindical Nacional

sábado, 8 de septiembre de 2012

¿Estamos mejor o peor que hace seis años?

Dinero
¿Estamos mejor o peor que hace seis años?
Saldo negativo de un sexenio
Calderón hundió a mucha gente en la pobreza
Enrique Galván Ochoa
 
La encuesta de esta semana planteó una pregunta: ¿están mejor tu familia y tú que hace seis años, cuando comenzó el gobierno de Calderón? Los participantes respondieron así: estamos peor, 90 por ciento; estamos igual, 8 por ciento y estamos mejor, 2 por ciento.
Metodología
Cada semana enviamos nuestro sondeo a 3 mil miembros de El Foro México con direcciones electrónicas tomadas al azar, de más de 6 mil que lo integran. Esta ocasión tuvimos la participación de mil 866 personas. En las líneas de enseguida reproducimos fragmentos de algunos de sus comentarios.

Opiniones
La verdad mucho peor, generalmente le ayudo a mi esposa cada semana a llevar el mandado de Toluca para que salga más barato pero aún así salen caros la fruta, la carne (la de cerdo es la única que no ha subido tanto), y el pollo cada vez tiene precios muy altos; la verdad estos señores están apretando ya demasiado al pueblo y no creo que esto aguante mucho.
Telésforo López Pacheco/Toluca
Por supuesto que estamos mucho peor, al menos en dos aspectos: la seguridad y los precios de la comida. Es increíble que este señor hable de mejorías cuando el pueblo sufre hambre y miedo
Ernesto Palacios Quiroz/Durango
Sólo en la mente de Felipe Calderón estamos mejor. Si se refiere a su familia y clase política, tiene 100 por ciento razón. Ese es su mundo y no la sociedad que ha empobrecido y empeorado aún más en seis años de ejercicio político.
Juan Manuel Oropeza Morales/Distrito Federal
Estoy peor, mi salario ha perdido valor adquisitivo, el sexenio anterior mantenía a dos de mis hijos y podía ir a visitar al tercero. Mi familia fue sacudida hasta los cimientos con la pérdida de un sobrino –un hombre joven, inteligente, muy trabajador, experto en sistemas y telecomunicaciones–: desapareció una mañana cualquiera que salió rumbo a su trabajo, hace más de dos años ya, y aunque hemos buscado en todos los lugares, incluso en los restos de las fosas descubiertas, no hay rastro de él. Los funcionarios de todos los niveles y todas las instancias responsables nada dicen y nada hacen. ¿Dónde está Dios, si existe, que permite las salvajes estrategias de enriquecimiento desorbitado y saqueo desmedido de nuestro patrimonio?
Sara Barbosa Gallegos/Distrito Federal
Por supuesto que estoy peor y más teniendo en cuenta que soy de los invisibles, pues tengo 69 años y no soy ni pensionada ni jubilada y nadie me ocupa por vieja, ahora con la imposición de Peña Nieto, seguro la situación será más complicada. Para mí la única solución es la muerte.
Foto
Ma. de los Ángeles Hernández/Querétaro.
Dice mi madre, de 95 años: Estábamos mejor cundo estábamos peor. ¿Quién cree las mentiras de la clase política? Sinceramente creo que muy pocos, hoy la realidad supera el mundo fantástico de los políticos. Por ejemplo, el alza indiscriminada a los productos de la canasta básica, y por si fuera poco la iniciativa para reformar la Ley Federal de Trabajo que reducirá derechos conquistados de los trabajadores.
Carlos Lozada Castillo/Distrito Federal
Tan estamos peor, que como muestra dos botones: el precio de la tortilla es muy alto y él del huevo altísimo.
Emilio Bautista Salazar/Distrito Federal
Gano lo mismo que hace seis años, pero obviamente ahora me alcanza para comprar menos. Antes sólo me asaltaron los oficiales de tránsito y ahora la policía estatal de Sinaloa o los zetas, antes tenía la ilusión de la democracia, pero esta elección me hizo conocer la realidad, el cambio sólo se dará por la fuerza.
Roberto Espinoza Fernández/Morelia
Ufff... vivo en una zona turística y a causa de la inseguridad han cerrado muchos negocios, los turistas ya no vienen, sólo los aventureros. Muchos de los que venían año tras año, dejaron de hacerlo; para colmo, todo está más caro. Hemos llegado al fondo, no podemos estar peor.
Cristina R. Krebs/Ixtapa
Incluso ya ni empleo tengo y el panorama a futuro se ve peor, ya me dan ganas de dedicarme al narcomenudeo, a robar, al secuestro o lo que sea; al fin que en este país se premia la delincuencia.
Jorge M. A/Distrito Federal
Si se generaliza la pregunta, no estoy mejor ni peor, sino todo lo contrario. La bronca que tiene este país son los millones de mexicanos sin voz por su pobreza y otros tantos miles de familias que viven en la ignominia absoluta al haber desaparecido el que alguna vez fue jefe de familia. Se inicia de nueva cuenta un sexenio de esperanza para corregir los males endémicos del México contemporáneo. Hoy lo que deseo con vehemencia es jamás oír la voz de Calderón.
Rodolfo Carreola Barranco/Pachuca
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martes, 4 de septiembre de 2012

El verdadero informe de desgobierno de el Borrachin

CALDEROLANDIA
 
 
México SA
Último show, por fin
La realidad, ausente
Vivir en Calderolandia
Carlos Fernández-Vega
 
 
Desde ayer, millones de mexicanos forman largas filas frente a la residencia oficial, con el fin de obtener visa y así poder residir en el mágico país descrito por el inquilino de Los Pinos en lo que él denominó sexto Informe de gobierno. Equivocada, como siempre, la paisanada pensó que Felipe Calderón le pediría perdón por las barbaridades cometidas durante su sexenio, pero no fue así. En cambio, el susodicho describió las maravillas de calderolandia, y la prole lo escuchó presumir: “trabajamos sin descanso para crear un conjunto de condiciones de bienestar… El corazón del esfuerzo es proporcionar a nuestros jóvenes más y mejores oportunidades de empleo… Nuestra economía no sólo está de pie, sino que avanza firme por la senda de la competitividad, el crecimiento y la generación de empleo… Nos propusimos mejorar los ingresos, las capacidades, las libertades y las condiciones de vida de las familias sin comprometer el patrimonio de las generaciones futuras… Las familias ya no se empobrecen de la noche a la mañana… La economía mexicana es fuerte, está en crecimiento, genera empleo y tiene baja inflación”.
Y se quedó tan tranquilo, pero la mexicanada no, pues concluyó que para sobrevivir no hay de otra que obtener visa para wonderland. Así, Felipe Calderón es al país lo que el IFE y el Trife a las elecciones y a la democracia: sólo éxitos virtuales, ni un solo error, ni una sola inconsistencia, ninguna ilegalidad, ningún delito, ningún exceso, ninguna prueba contundente. La perfección como norma de vida, aunque sea de mentiritas. Así, Calderolandia superó a Foxilandia. La única buena noticia real que aportó el sexto show faraónico del locutor Jelipe es que ya no habrá otro bajo su conducción. La mala, que allí viene el copetón.
Para los habitantes de esta deteriorada República, ¿en serio las cosas marcharon de maravilla en el sexenio de los cuentos? (absténganse de responder). El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM nos ofrece un paseo por la realidad nacional, única ostentosamente ausente del discurso de Calderón. Va pues: en el país, la situación de los trabajadores es cada día peor. Los pronunciamientos de los funcionarios, de quienes desgobiernan el país y de los que se alistan a continuar con las mismas políticas gubernamentales no muestran en nada la realidad que viven hoy las familias de los trabajadores del campo y de la ciudad. Las familias mexicanas ven cada día cómo su dinero alcanza para menos, y al mismo tiempo deben trabajar más horas para adquirir lo mínimo necesario para alimentarse, a pesar de los discursos y estadísticas oficiales que anuncian que todo va bien.
El sexenio de Calderón terminó con la esperanza de muchos trabajadores mexicanos de mejorar su nivel de vida. Dicha situación no tiene visos de corregirse con el desgobierno entrante (Enrique Peña Nieto), que durante su gestión en el estado de México incrementó 50 por ciento el número de personas que viven de la basura o desperdicios de alimentos, situación que es muestra de una política generalizada que golpea el ingreso de los trabajadores mexicanos. La mágica bonanza presumida por el inquilino de Los Pinos contrasta con el constante ingenio de las familias mexicanas para conseguir el gasto del día. Aun así, ellas han dejado de comprar con la misma frecuencia y calidad varios alimentos como carne, leche, huevo, pan, entre otros. Son cada vez más los alimentos que han dejado de verse en la mesa de los hogares mexicanos, y si se llegan a comprar es una cantidad cada vez en menor.
La canasta básica constitucional integral (CBCI) para una familia promedio en México tiene un precio diario de 940 pesos para cubrir todas las necesidades que marca la Constitución, considerando bienes y productos de primera calidad, es decir, el equivalente a 15.08 salarios mínimos diarios, lo que significa que solamente 1.8 por ciento de la población nacional puede adquirirla diariamente, mientras que al 98.2 por ciento restante no le alcanza ni puede aspirar a tener un nivel de vida de acuerdo con lo estipulado en la Carta Magna. Por sus privilegios y nivel de vida, la clase política no entiende mucho del precario nivel de vida y laboral de los trabajadores mexicanos.
La condición económica de las familias en México se ha deteriorado a tal grado que para mayo de 2012 el 46.88 por ciento de ellas obtiene un ingreso mensual de 6 mil 656.67 pesos, pero incorporando a tres miembros de la familia para ayudar al ingreso mensual, para garantizar diariamente 3.56 salarios mínimos, y sumar entre los tres miembros de la familia 150.67 horas de trabajo. El ingreso mensual de cada uno de los miembros de la familia en promedio es de 2 mil 218.89 pesos, lo que representa tener un empleo en el que la remuneración diaria corresponda a 1.18 por ciento del salario mínimo. Sólo en 2012 (hasta agosto) el calderonato ha dejado un incremento acumulado del precio ponderado diario de la canasta alimenticia recomendable (CAR, la cual sólo considera alimentos básicos) de 12.96 por ciento, y la tendencia se mantiene ascendente, es decir, tres veces por arriba del crecimiento nominal al salario mínimo en el presente año (4.2 por ciento).
La investigación del CAM subraya: Calderón en nada mejoró la situación de los trabajadores. Por el contrario, se caracterizó por mantener aumentos salariales cercanos a 4 por ciento anual, lo que se reflejó en una caída (43.1 por ciento) en el poder adquisitivo de los trabajadores; el salario mínimo nominal en el periodo aumentó 28.06 por ciento; el precio ponderado de la canasta alimenticia recomendable, en 125.37 por ciento. Es más que evidente que la política de Calderón no buscaba mejorar el nivel de vida de los trabajadores; su gobierno entrega peores cuentas que las del mismo Vicente Fox.
Para recuperar la pérdida de poder adquisitivo (43.1 por ciento) registrada sólo con Calderón, y si se mantuviera el incremento salarial promedio de cada año (4 por ciento), se tendrían que congelar los precios de los productos de la CAR durante 47 años y aumentar año con año sólo el salario mínimo diario entre 4 y 5 por ciento. Así, para 2059 el salario mínimo sería de 184.42 pesos y el precio de la CAR de 183.59 pesos. En resumen, tendrían que pasar nueve generaciones de mexicanos para que con un salario mínimo cualquier trabajador pudiera adquirir íntegra la canasta básica de alimentos.
Pero Calderolandia es otra cosa, y ahora debe enfrentar la multitudinaria demanda de visa por parte de la mexicanada.
Las rebanadas del pastel
Fe de erratas: cuando Calderón dice pido a todos los mexicanos que por encima de cualquier diferencia apoyemos en lo esencial al presidente electo de México, debe leerse negocié impunidad con el copetón y a rajarse a su casa.