La reconstrucción
Luis Javier Garrido
El estado de desastre en el que el gobierno de facto panista va a dejar a la República en 2012 impone que el próximo gobierno de México tenga que revertir con toda energía el proceso de deterioro por el que atraviesa el país, que no tiene precedentes en nuestra historia. 1. El nuevo gobierno deberá poner de entrada un alto al proceso de degradación del pueblo mexicano, inducido por los gobiernos de Estados Unidos y de México con su “guerra contra el narco”, que ahora tratan de reformular, pero con el mismo objetivo central: facilitar el control del territorio nacional y de las instancias del Estado por Washington. La administración panista de Felipe Calderón ha tenido como prioridad generar y exacerbar un clima de violencia extrema en el país en los últimos cinco años, haciendo aumentar deliberadamente la violencia criminal, los actos vandálicos de horror y el índice de homicidios, responsabilidad en alto número de las fuerzas oficiales y de los paramilitares del gobierno del PAN, y esto debe terminar. 2. El informe de Human Rights Watch, dado a conocer el 9 de noviembre, condenando al gobierno de Felipe Calderón por la violación sistemática de su gobierno a los derechos humanos, coincide en la exigencia de otras instancias internacionales de demandar el fin de la militarización del país, que ha producido, según documentan, además del clima de terror, que hace inviable la vida social y económica, casos de tortura, ejecuciones, desapariciones y otros gravísimos crímenes de Estado, por lo que la investigación y persecución de los delitos habrá de hacerse en lo sucesivo conforme a las disposiciones de la Constitución. 3. En este sentido, ha de ser prioridad para un nuevo gobierno terminar con las políticas de abandono del Estado de sus funciones constitucionales de proteger a los mexicanos y velar por los intereses nacionales en vez de los de “la globalización” (que no son otros que los de las corporaciones trasnacionales). El anuncio de que Washington habría entregado a finales de octubre tres aviones no tripulados a la Marina Nacional, que como se sabe está subordinada a las agencias estadunidenses y no tiene capacidad para operarlos, no significa más que el Pentágono tiene ya abierto un mecanismo para bombardear y destruir cualquier objetivo en territorio mexicano, y ello es inadmisible. 4. Una prioridad del gobierno que asuma el cargo el primero de diciembre de 2012 habrá de ser restaurar el federalismo y la autonomía municipal, hechos trizas por el gobierno centralista de Calderón, que con el pretexto de su “guerra” está tratando de entregar el control de las entidades a las agencias de Washington. Nada más grotesco que ver al abogado y multimillonario guanajuatense Juan Miguel Alcántara Soria (secretario ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública), con el pretexto de evaluar y certificar a las autoridades y policías estatales y municipales, vejar a las autoridades locales y abrir la vía a que marinos y soldados bajo la conducción estadunidense controlen cada vez más el territorio mexicano. 5. El próximo gobierno deberá, ante todo, abandonar el modelo económico y social que se ha buscado imponer a México por la violencia en los últimos cuatro sexenios –y que ahora están haciendo suyo Beltrones y sus corifeos disfrazándolo de “nuevo proyecto” y de “paquete estratégico”–, para acelerar el desmantelamiento de la Constitución y lograr la plena imposición del neoliberalismo, y sustituirlo por un modelo que responda a las necesidades del pueblo y sea conforme a la Constitución. 6. El próximo presidente de México deberá para todo esto desempeñar el cargo conforme al texto constitucional, si se ha de rehabilitar el marco institucional destruido por el autoritarismo de los panistas, empecinados entre 2000 y 2011 en reconstruir un presidencialismo de facto por encima de la legalidad, y por lo mismo habrá de asumir el principio de que el Ejecutivo aplica las leyes y el Legislativo las modifica, por lo que el hecho de que no controle las cámaras legislativas deberá ser entendido en todos los sectores como “normal”. 7. El nuevo gobierno deberá, por lo mismo, estar atento en todo momento a las maniobras del sector más derechista de la “clase política”. El priísta sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien en el pasado fue desdeñado por las agencias estadunidenses (que lo llegaron a vincular al narco), ahora busca servir obsequiosamente a Washington tratando de reinstaurar el “presidencialismo” que reclaman sectores de Estados Unidos, pero sustentándolo en su nueva versión en una seudolegalidad a partir de la contrarreforma que propone para obligar a los legisladores a integrar coaliciones forzosas como medio para sustentar lo que llama la “gobernabilidad”, que para él no es otra cosa que la posibilidad que se le quiere dar al Ejecutivo (ahora por ley) de controlar el Legislativo, proyecto al que arrastró el día 8 a Francisco Labastida (PRI), Diego Fernández de Cevallos (PAN) y Cuauhtémoc Cárdenas (PRD), dando todos un patético espectáculo y que a pesar de sus aberraciones no está del todo muerto. 8. El nuevo gobierno deberá, por lo mismo, hacer de la democracia política una prioridad. En México “transición” no significó en los últimos años ir a la democracia, ni “alternancia” fue igual a “alternativa”. El patético espectáculo de Felipe Calderón, gobernante espurio, que llegó al cargo por la vía del fraude y ahora trata impunemente de imponer como gobernadora en Michoacán a su hermana la Cocoa, utilizando de manera ilegal todos los recursos del Estado, es un ejemplo de la ausencia de democracia en México. ¿Y no es acaso para todo esto una de las mayores prioridades modificar la situación existente en materia de concesiones a los medios masivos de comunicación para que México tenga una radio y una televisión dignas, que eduquen en vez de degradar y hablen con la verdad en lugar de tratar de manipular? 9. El nuevo gobierno deberá, en fin, defender las políticas sociales del Estado conforme establece la Constitución Mexicana –y como están haciendo con más decisión frente a los poderes trasnacionales varios gobiernos latinoamericanos e incluso europeos–, y terminar con el ofensivo derroche en equipamiento militar. La lucha de los indignados de acá, que con la huelga de hambre frente a la Bolsa Mexicana de Valores de Edur Velasco, profesor de la UAM, reclaman más recursos para educación, hermana a los mexicanos con las movilizaciones de varios meses de los estudiantes chilenos encabezados por Camila Vallejo en reclamo por una educación pública, de los estudiantes ingleses, del pueblo griego y de los estadunidenses de Ocupa Wall Street, pero nuestro gobierno sigue siendo una vergüenza nacional. 10. La prioridad de las prioridades habrá de ser, sin embargo, respetar los derechos fundamentales del pueblo, para que el clamor de “¡Ya basta!” deje de escucharse en México.
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