La pregunta era obvia. En una feria del libro, resultaba natural que al candidato se le preguntara de sus lecturas. ¿Cuáles han sido los libros que lo han marcado?, escuchó en Guadalajara. La pregunta lanzó al candidato Peña Nieto a un hoyo en el que fue cayendo lentamente. Trataba de pescar una rama y seguía cayendo. Se prendía de otra y caía más hondo. A todas las preguntas previas respondía con esa tiesa mecánica de gestos y palabras hechas. Él no es él sino “su servidor”. Sus palabras son señalamientos y puntualizaciones. No habla: se posiciona. Con notable disciplina, el candidato se aferraba en la conferencia de prensa al libreto y respondía con las mismas palabras a las mismas preguntas de siempre. Mecánicamente contestaba y mecánicamente esquivaba. El problema aparece cuando brota lo imprevisto. La pregunta de los libros no había sido ensayada y mostró el aire bajo el copete. El político empezó a tropezar sin las muletas con las que camina todos los días. Los asesores no habían hecho el trabajo elemental de anticipar esa pregunta y dejaron al producto en el vacío. No lo puedo creer, pero alguien dijo que el candidato, en un momento de extrema tensión, se despeinó.
lunes, 19 de diciembre de 2011
debajo del copete (jesus silva herzog marquez)
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